Esto es algo que, en primer lugar, debes preguntarle a tu corazón. Esta exclusión es algo que hacemos basándonos en otros aspectos … Pero, cuando sientes afecto por una persona, no te importa cuáles y cuántos defectos tenga. Ni te preguntas si debes o no debes escribir su nombre en las peticiones que le das al sacerdote.  Simplemente lo escribes y, después, ¡que Dios haga lo que tenga que hacer! En la Santa Proscomedia se mencionan los nombres de aquellos que también pueden comulgar, pero resulta muy difícil distinguir entre tantas personas y saber quiénes pueden y quiénes no pueden recibir la Santa Comunión. Además, cuando tú oras por alguien, seguramente esperas que otros oren por ti… Luego, hay cosas que no se pueden hacer a la ligera, como muchos creen.

En nuestro monasterio recibimos muchísimas listas de peticiones, y no sabemos qué forma de vida lleva cada una de esas personas, y si pueden o no acercarse a los Santos Misterios. Nosotros oramos por cada una de ellas, esperando que Dios las ilumine, llevándolas a cambiar para bien, porque lo que para el hombre es imposible, para Dios es posible, como dice nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio.

(Traducido de: Părintele Teofil Părăian, Rugăciunea pelerinaj către cer, Editura Doxologia, Iaşi, 2013, p. 62-63)