El infierno está lleno de almas que esperaban llegar al Cielo. Esta esperanza, si carece de los actos del arrepentimiento, es falsa y le pertenece al maligno. Entonces, ¿cómo vivir sin tener una esperanza mentirosa?

Dios no atiende a quien solamente le dice: “¡Señor, me he equivocado, perdóname!”, porque el arrepentimiento significa austeridad y humildad. Dios conoce lo que hay en el corazón, y si ve que es mesurado y humilde, se apiada de él.

No quiero que nos basemos solamente en la misericordia de Dios, sin tomar en cuenta nuestra propia vida y actos. Un proceso redentor implica no solamente la Gracia de Dios, sino también tus mismos actos. ¡Que al menos te encuentre en camino!

Luchar es estar en camino, ¡pero con sinceridad! El Paraíso no se obtiene con quejidos ni con lisonjas, sino con heroísmo. |Debes conseguir que Dios te otorgue la Gracia con gusto, levantándote, entregándote por los demás, ordenando tu propia vida interior, pensando bellamente... ¡sabiendo sufrir por la Verdad! Y también por tu hermano. Entonces los dones vendrán en abundancia.

(Traducido de: Iată duhovnicul: părintele Arsenie Papacioc, vol. II, Editura Sophia, 2006, p. 144)