¡Sepamos cargar, pacientemente, con nuestra propia cruz!
No se te ocurra pensar que eres el que más sufre en este mundo.
Probablemente me dirás que eres pobre y desdichado. Bien. Ahora te pido que observes a aquel que es pobre, pero devoto, o a otro que es inválido, pero creyente, o a cualquier otro infortunado que —no importando su condición— sea también piadoso, y aprende de ellos cómo ser agradecido con Dios. Así como ellos no se rebelan, no caen en desesperanza y no maldicen su suerte, sino que cargan pacientemente con su cruz, así también tú debes saber llevar la tuya.
Y no se te ocurra pensar que eres el que más sufre en este mundo. ¿Tienes al menos un ojo? Recuerda que hay quienes no pueden ver nada. ¿Sufres de alguna enfermedad crónica? Hay quienes padecen, en este momento, de alguna enfermedad terminal. ¿Perdiste un hijo? Otros han perdido todos los que tenían. ¿Sufriste algún perjuicio considerable? Hay quienes se ven en la necesidad de mendigar.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p.