Palabras de espiritualidad

Ser humildes es confiar totalmente en Dios

  • Foto: Bogdan Bulgariu

    Foto: Bogdan Bulgariu

“Pensad del Señor con rectitud, buscadle con sencillez de corazón; porque se deja hallar por los que no lo tientan, se manifiesta a los que de Él no desconfían” (Sabiduría 1, 1-2).

Cuando cultivamos un vínculo de confianza total con Cristo, somos felices, nos sentimos pletóricos de contento. Tenemos la alegría del Paraíso. Esto es un misterio. Y, entonces, exclamamos, junto con el Apóstol Pablo: “Para mí la vida es Cristo, y la muerte ganancia” (Filipenses 1, 21), y “Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios, Quien me amó y se entregó a Sí Mismo por mí” (Gálatas 2, 20). ¡¿Qué es todo esto?! ¿Una locura? Que todo sea simple, sereno.

Tenemos que acercarnos solos a Dios, con humildad y simplicidad del corazón. ¿Qué dice el sabio Salomón? Se necesita hacernos simples… “Pensad del Señor con rectitud, buscadle con sencillez de corazón; porque se deja hallar por los que no lo tientan, se manifiesta a los que de Él no desconfían” (Sabiduría 1, 1-2).

La simplicidad es la santa humildad, es decir, la perfecta confianza en Cristo. Démosle a Cristo nuestra vida entera. En la Divina Liturgia, decimos “toda nuestra vida, a Cristo Dios, démosela” y, en otro lugar, “a Ti, Señor, Amante de los hombres, encomendamos toda nuestra vida y esperanza; a Ti suplicamos, a Ti oramos, y con humildad nos postramos ante Tu presencia”.

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, Galați, 2003, p. 201)