Si quieres dar frutos en Cristo, esto es lo que debes hacer
Así como, para dar fruto, el grano es enterrado en el surco, así también el hombre viejo debe recibir una “muerte” simbólica, para que el hombre nuevo pueda empezar la vida en Cristo.
“Si el grano de trigo no muere, al caer en la tierra, se quedará solo. Pero si muere, muchos frutos dará”. De esta forma, “mueres” si quieres dar fruto. “Mueres” en verdad, porque en tu corazón sientes que así ha sucedido. Como el difunto, indiferente a todo lo que le rodea, así debes ser tú también: si te elogian, calla; si te insultan, calla; si ganas algo, calla; si estás harto, calla; si tienes hambre, calla también.
Así debes ser con todo lo que viene de afuera, pero en tu interior debes actuar como lo hace también el que ha muerto: presentándote frente a Dios Todopoderoso, listo para escuchar la sentencia que te espera después del juicio.
“¿Pero cuál es el fruto, dirás, si todo ha de desaparecer?”. No, no desaparecerá, sino que aparecerá una energía, ¡pero qué energía! “No me queda mucho tiempo”, te dirás, “ahora viene la sentencia: me apresuraré para aún obrar algo”. Y te apresurarás, repitiendo lo mismo a cada instante.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, pp. 85-86)