Sintiendo en nuestro ser la Pasión del Señor
El hombre siente con más fuerza la Santa Pasión de nuestro Señor Jesucristo, especialmente en el período de la Cuaresma; su corazón se transforma y su alma se vuelve mucho más maleable.
Cuando el poder de Cristo nos cubre, también nosotros nos volvemos poderosos. Cuando nuestro ayuno es acompañado, fortalecido y rodeado con las demás virtudes, como la oración, la meditación, la perspicacia, la participación en los oficios litúrgicos, la confesión, la Santa Comunión, las buenas acciones y la práctica de la caridad, se completa la belleza de la preparación del alma.
Y entonces el hombre siente con más fuerza la Santa Pasión de nuestro Señor Jesucristo, especialmente en el período de la Cuaresma; su corazón se transforma y su alma se vuelve mucho más maleable. Con esto, empieza a conocer cuán inconmensurable es el amor de Cristo por el hombre. Y entiende que Cristo, como Dios en el mundo, vivió de forma martírica, para ayudarnos a nosotros, que somos indiferentes, para que podamos luchar. Si Cristo sufrió, ¿nosotros, como discípulos Suyos, elegiremos un camino diferente?
(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovnicești, Editura Egumenița, Galați, 2012, pp. 109-110)