Palabras de espiritualidad

Sobre el amor no correspondido. ¿Tiene sentido amar sin ser amados?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Desde luego, si el amor es recíproco, trae consigo un gozo indescriptible, mientras que el amor no correspondido suele verse acompañado del sufrimiento, del dolor.

El amor es maravilloso y valioso en todos los casos, incluso cuando no es correspondido. Por una parte, el amor unidireccional hace infeliz a la persona, pero, por otra, a determinado nivel de profundidad, le hace más feliz y más fuerte.

Recuerdo el amor entre Pierre Bezújov y Natasha Rostova de “La guerra y la paz”, de Tolstói. Aunque terminaron casándose, cuando Pierre se enamoró de Nastasha, todo parecía en contra. Su amor era uno sin esperanza. Cuando leí esta novela, en mi juventud, recuerdo haber meditado sobre esa idea: “La amo. ¿Me ama o no me ama? En última instancia, esto no cambia nada. Mi amor por ella es maravilloso y me seguirá haciendo feliz aunque ella no me ame”. Esto es, precisamente, el amor, elevado y noble. 

Como sacerdote, suelo recordar que el más vivo ejemplo de amor no correspondido es, precisamente, el amor de Dios por el hombre. Él nos ama a cada uno de nosotros, y con un amor indescriptiblemente bello y fuerte... ¿pero cuántos de nosotros le correspondemos con un amor igual? Y si habláramos de quienes en verdad aman a Dios, justo es decir que su amor no puede compararse con el que Dios siente por ellos. Y si aquellos son pocos, la mayoría de nosotros no queremos saber de semejante amor. Luego, el más elevado amor que podría existir es, justamente, el amor que no es correspondido. (...)

“¿Para qué podría servir el amor, si no es correspondido?, preguntarás. Pues, para perfeccionarnos. En la medida en que el hombre alcanza la perfección, alcanza también la felicidad, la plenitud de su existencia. Y es que en el amor se revela lo mejor que hay en el hombre, Cada uno de nosotros es como un retoño que puede convertirse en una bellísima flor, o secarse sin llegar a florecer. En nosotros vive ese retoño del bien, pero también la semilla del mal. ¿Qué prevalecerá? Si me pongo como tarea desarrollar el bien que vive en mí y purificarme de todo mal, todo esto sucederá sólo en el amor. Y, en este sentido, el amor no correspondido no tiene nada que envidiarle al amor recíproco.

Es verdad, el amor no correspondido no es precisamente tan... alegre. Desde luego, si el amor es recíproco, trae consigo un gozo indescriptible, mientras que el amor unilateral suele verse acompañado del sufrimiento, del dolor. Sin embargo, esto no cambia el hecho que en el amor crezca y se desarrolle en nosotros lo mejor. Precisamente en esto consiste el valor del amor.

(Traducido de: Dragostea adevărată: taina dragostei înainte și după căsătorie, ediție alcătuită de Dmitry Semenik, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, București, Editura Sophia, 2012, pp. 62-64)