Sobre el pecado del desenfreno
El pecado carnal ha alcanzado enormes dimensiones, atrapando en sus redes al mundo entero; se acerca el tiempo en el que el Señor repetirá su terrible sentencia, dicha alguna vez frente a toda la humanidad, antes del diluvio universal: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne” (Génesis 6, 3).
Los cristianos ortodoxos deberían recordarse siempre que la Santa Iglesia castiga duramente el pecado del desenfreno, aún cuando haya arrepentimiento de por medio, porque este pecado aleja a las personas de la Santa Eucaristía.
El pecado carnal ha alcanzado enormes dimensiones, atrapando en sus redes al mundo entero; se acerca el tiempo en el que el Señor repetirá su terrible sentencia, dicha alguna vez frente a toda la humanidad, antes del diluvio universal:
“No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne” (Génesis 6, 3).
Sólo que, entonces, Dios destruyó el mundo con agua, pero ahora lo cubrirá el fuego, cuando el Señor dé la señal en Su Segunda Venida, así como profetizara el Santo Apóstol Pedro, diciendo:
“Llegará el día del Señor como hace un ladrón, y entonces los cielos se desarmarán entre un ruido ensordecedor, los elementos se derretirán por el calor y la tierra con todo lo que hay en ella se consumirá.” (II Pedro 3 ,10).
(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim (Sobolev) Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, Bucureşti, 2007, p. 202)