1. Buscamos la verdad. Es importante respetar suficientemente el Libro del Génesis, para poder reconocer que en él está contenida la verdad, aunque esa verdad nos parezca inusual o sorprendente. Si este libro pareciera entrar en contradicción con lo que creemos conocer a partir de la ciencia, tenemos que recordar que Dios es el Autor de la verdad entera, y que todo lo que es una verdad pura en la Escritura no puede contradecir nada que sea una verdad pura de la ciencia.

2. La inspiración de la Escritura proviene de Dios. Esto significa que tenemos que buscar en ella verdades de un nivel superior, y, si nos resulta complicado entender algo, tenemos que sospechar, en primer lugar, de nuestra propia ignorancia, antes que sugerir alguna deficiencia en el texto divino e inspirado.

3. No nos apresuremos en extraer nuestras propias conclusiones de los aspectos más “difíciles”, sino que tenemos que familiarizarnos primero con lo que dijeron los Santos Padres sobre esos aspectos, reconociendo su inteligencia espiritual, misma de la que nosotros carecemos.

4. Tenemos que evitar caer en la tentación de tomar citas aisladas de los Santos Padres, fuera de contexto, para “demostrar” lo que queremos (...)

El uso errado de las citas de los Santos Padres es una trampa muy común en nuestros tiempos, cuando las polémicas sobre determinados aspectos tienen, a menudo, un trasfondo de pecado.

(Traducido de: Ieromonahul Serafim Rose, Cartea facerii, crearea lumii noi și întâiul om: perspectiva creștin-ortodoxă, traducere din limba engleză de Constantin Făgețan, Ed. a 2-a, rev., Editura Sophia, București, 2011, pp. 54-55)