Palabras de espiritualidad

Tener la humildad de reconocernos ínfimos y pecadores

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

El progreso en la vida espiritual se manifiesta con una conciencia cada vez más grande de nuestra pequeñez e insignificancia, en su sentido más completo.

Esta es la mejor forma de alcanzar el equilibrio: cuando nos sintamos completamente descontentos con nosotros mismos, es que estamos en el buen camino. Pero, una vez surja un sentimiento, por ínfimo que sea, de satisfacción con nosotros mismos y de aprecio por lo que hacemos, es que nuestro estado espiritual se está desviando y lo mejor es empezar a reprenderse. ¡Que no se nos olvide esto, por amor a Dios!

El progreso en la vida espiritual se manifiesta con una conciencia cada vez más grande de nuestra pequeñez e insignificancia, en su sentido más completo, sin ninguna limitación, de manera que, una vez notamos que los demás nos aprecian de la forma que sea, es que las cosas van mal. Y esto es muy peligroso. El enemigo se pone a un lado de nosotros y empieza a engañarnos, para hacernos caer y atraparnos. El alma que se aprecia a sí misma es como un ave de rapiña pintada de blanco.

Mientras más pecador te sientas, más recto será tu camino.

Pero tenemos que alcanzar un nivel tal en el que el sentimiento culpabilidad nazca de forma natural desde lo profundo de nuestra alma, sin ser inspirado desde fuera por nuestra mente o por las palabras de alguien más. 

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Sfaturi Înțelepte - Viața duhovnicească, Editura Egumenița, p.251)