¡Tengo tanto, pero no lo había notado!
Translation and adaptation:
Muchas veces nos quejamos por las cosas que tenemos que enfrentar, pero no siempre tenemos la razón.
Un hombre menesteroso se dirigió a la iglesia para lamentarse ante Dios por no tener con qué calzarse.
Sin embargo, justo cuando estaba atravesando la puerta del templo, algo que estaba en el suelo lo hizo trastabillar. Cuando bajó la mirada, vio que se trataba de un hombre… sin piernas.
En ese momento, el hombre se llenó de una vergüenza muy grande y empezó a agradecerle a Dios por el don de tener dos piernas sanas para poder movilizarse.
(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri duhovnicești, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2011, p. 19)
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