El sentido del dolor es descrito espléndidamente por San Máximo el Confesor, quien dice que el placer irracional trajo como consecuencia el dolor, y ahora es necesaria otra forma de dolor para alcanzar el placer verdadero.

El placer irracional es cualquier forma del pecado. Como resultado del pecado, el hombre sufre, perdiendo la Gracia y su propia alegría. Para que este mal sea corregido, Dios permite un dolor más o menos intenso, más corto o más prolongado, que es como un instrumento quirúrgico que extrae las pasiones, aleja al hombre del pecado, y lo acerca a Dios, en donde está el verdadero placer, es decir, la felicidad de los santos, bendición que recibimos al encontrarnos con el Dios vivo. (P. Moisés el Hagiorita)

(Traducido de: Klitos Ioannidis, Patericul secolului XX , p. 87-88)