Palabras de espiritualidad

Todo esfuerzo, todo sacrificio, no es nada si no ponemos el corazón en lo que hacemos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Pongamos al servicio del Señor y encendamos para Él nuestra hacienda espiritual: nuestra mente, nuestro entendimiento, nuestro conocimiento y, sobre todo, nuestro corazón.

Un corazón encendido para el Señor es, también hoy, el sacrificio más agradable para Dios. Un corazón encendido para el Señor sigue siendo el sacrificio que se eleva al cielo y ata al hombre con Dios. También nosotros debemos entender que a Él le pertenece todo lo que tenemos, tanto materialmente como espiritualmente. Pongamos al servicio del Señor y encendamos para el Señor nuestra hacienda espiritual: nuestra mente, nuestro entendimiento, nuestro conocimiento y, sobre todo, nuestro corazón.

Abel eligió como ofrenda para el Señor el mejor cordero de su rebaño. También nosotros, elijamos “el mejor cordero” del rebaño de nuestras riquezas espirituales, es decir, nuestro corazón, y encendámoslo para el Señor. Sin este corazón, nuestro sacrificio no es nada.

(Traducido de: Preotul Iosif Trifa, Citiri și tâlcuiri din Biblie, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2010, p. 85)