Palabras de espiritualidad

¡Todo lo que es la bondad!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La mansedumbre consiste en permanecer impasibles ante las ofensas que los demás nos dirijan, y en elevar una sincera oración por ellos.

La mansedumbre es una disposición permanente del corazón, por medio de la cual este sigue siendo siempre el mismo, tanto en la honra como en la deshonra. La mansedumbre consiste en permanecer impasibles ante las ofensas que los demás nos dirijan, y en elevar una sincera oración por ellos. La mansedumbre es como una peña que se erige sobre el violento mar de la ira, que, al golpear contra la roca de la bondad, se deshace en un sinfín de olas y se reconoce impotente e incapaz de moverla.

La mansedumbre es el soporte de la paciencia, la puerta de entrada del amor, o, mejor dicho, la madre del amor. Es, también, la fuente de la sensatezporque dice el profeta: “El Señor enseña a los humildes Su camino (Salmos 24, 10). Es también quien propicia el perdón de los pecados. Es la confianza en la fuerza de la oración y templo vivo del Espíritu Santo. El Señor tiene Su trono en el corazón de los mansos. Por el contrario, el alma perturbada es asiento del demonio. “Los mansos herederán la tierra” (Mateo 5, 5). O, mejor dicho, serán los dueños de la tierra, en tanto que los iracundos serán echados de su lugar.

(Traducido de: Sfântul Ioan Scărarul, Scara Raiului, Editura Învierea, Traducere de mitropolit Nicolae Corneanu, 2007, pp. 281-282)

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