Tres manantiales de inspiración para la vida cristiana
Invocando el Nombre del Señor, nos presentamos ante Él, y Su sola presencia es inmensamente santificadora y vivificadora.
Hay tres cosas que pueden inspirar la vida del cristiano.
El primero de esos aspectos es la invocación del Nombre de nuestro Señor Jesucristo, porque, haciéndolo, nos presentamos ante Él, y Su sola presencia es inmensamente santificadora y vivificadora.
El segundo aspecto es la participación en la Divina Liturgia. Cuando asistimos a la Liturgia y presentamos lo mejor que tenemos, como el mejor estado de nuestro corazón, y lo ofrecemos entre los dones que brindamos a Dios, Él pone Su vida en esos dones y nos los devuelve. De hecho, en la Liturgia tiene lugar un cambio de vida.
Y el tercer aspecto es la lectura permanente de la Palabra de Dios. Cuando nos acostumbramos a leer con perseverancia la Palabra, esta deja en nosotros la marca del Espíriu del cual brotó. Esto hace que crezca la Gracia en nosotros, y ese don se vuelve una fuente de inspiración para la oración y para toda buena acción.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Merinde pentru monahi, Ediția a II-a, Editura Nicodim Caligraful, Mănăstirea Putna, 2013)