Tu hijo no es un subordinado tuyo
Tu hijo no es tu esclavo, sino el autor de su propio camino de vida.
Al igual que tú, tu hijo es un ser libre. ¡Respeta su libertad!
Aunque al principio sea totalmente dependiente de ti, sigue siendo un ser libre, que tiene derecho a que se le respete esa libertad y dignidad. Tú, como padre, tienes del deber de hacerlo sentirse libre, de ayudarlo a vivir esa libertad bellamente, para que llegue a ser un hombre pleno, feliz.
Tu hijo no es un apéndice de tu propia personalidad. Entre tú y tu hijo no debe haber una relación de subordinación, sino de amor. Si hay amor, no hay jerarquías de tipo “yo soy el jefe y tú mi subalterno; yo dispongo y tú ejecutas, porque eres pequeño y no sabes nada”.
Tu hijo no es tu subordinado. Es un enorme don de Dios. Tu hijo no es tu esclavo, sino el autor de su propio camino de vida.
(Traducido de: Michiela Poenaru, Eu te-am făcut, eu te omor. Ghidul bunelor maniere pentru părinţi, Editura Coresi, București, 2010, pp. 73-74)