¡Tu Palabra es mi tesoro más valioso, Señor!
“¡Gloria eterna a Ti, Señor y Salvador nuestro! ¡Tú eres mi tesoro más amado! Mi alma se llena de felicidad cada vez que me puedo arrodillar ante Ti, agradecido, y abrazar amorosamente Tus pies con mi alma”.
Si sabes y crees en Su Santa Palabra, que es la Verdad y la Vida eterna (Juan 6, 68; 14, 6), tienes que apreciarla como al tesoro más valioso que hay en tu alma. Del mismo modo, tienes que hacer de la obediencia y la práctica de la Palabra, el trabajo más ferviente y perseverante de tu vida. Porque, aun cuando ya no tengas estos tesoros únicos a tu lado, la gratitud y el aprecio que sientas por ellos, se convertirán en la paz perpetua y la felicidad de tu amorosa y piadosa alma.
Entonces, tienes que decir: “¡Gloria eterna a Ti, Señor y Salvador nuestro! ¡Tú eres mi tesoro más amado! Mi alma se llena de felicidad cada vez que me puedo arrodillar ante Ti, agradecido, y abrazar amorosamente Tus pies con mi alma”.
(Traducido de: Un mare mărturisitor creștin: Preotul Constantin Sârbu, Editura Bonifaciu, București, 2008, p. 189)