La fe nos ayuda a alcanzar la salvación, y una importante manifestación de la fe es la oración, especialmente la oración incesante que brota desde el corazón. Un ejemplo de esto es el Santo Profeta Moisés. Mientras caminaba con los israelias, oraba fervientemente con su corazón; así, en un momento dado, el Señor le habló: “Moisés, Moisés, ¿por qué clamas a Mí?”. Y cuando Moisés elevó sus manos en oración, venció a Amalec. ¡Tal es el significado de la oración! ¡Es una contundente victoria! El Santo Profeta Daniel dice: “Prefiero morir, antes que apartarme de la oración, así sea por un solo instante”. Por medio de la oración, el Profeta Daniel cerrró las fauces de los leones, y aquellos tres jóvenes extinguieron el fuego del horno.

(Traducido de: Sfântul Serafim de Sarov, Rânduieli de viață creștină, Editura Sophia, București, 2007, p. 14)