Un consejo para quienes, habiendo sido invitados a una boda, no saben si es bueno asistir
Hay personas con una conciencia muy escrupulosa, quienes todo el tiempo tienen miedo de equivocarse, de que Dios los castigue…
¿Es correcto que el cristiano asista a la fiesta (de una boda)? ¿Cómo debemos actuar en tales situaciones?
—Querido hijo, personalmente creo que esto es algo que depende de cada caso en particular. Por ejemplo, la semana pasada yo mismo asistí a una boda. ¡No estuve mucho tiempo, pero fui! Los novios me invitaron y me dijeron: “¡Padre, por favor quédese a celebrar con nosotros!”. Y pensé: “No puedo estropearles la alegría que sienten. Mejor renuncio a la mía, y no a la de ellos”. Y estuve muy contento, porque incluso interpretaron una canción que conocía desde mis años de juventud: “El que no pueda estar contento. Que al banquete no venga. Porque la fiesta es alegre. No para el que vive enfadado”.
Fui a esa fiesta y comí un poco con los demás invitados… ¡no me pasó nada, y tampoco a los demás les pasó nada! Hay personas con una conciencia muy escrupulosa, quienes todo el tiempo tienen miedo de equivocarse, de que Dios los castigue… ¡Si no quieren ir, que no vayan! No se trata de que tengan que suplicarte que vayas a una boda.
La boda es una boda, es un acontecimiento feliz, y no puede faltar la música. El que quiera ir, que vaya, el que no quiera ir, que no vaya. Si, con todo, aún no sabes qué hacer, mejor no vayas. ¡Si estás convencido de lo que quieres hacer, puedes ir!
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniţi de luaţi bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, p. 99)