Un grito de auxilio desde el mar
Aferrándose a la vida, sacó fuerzas de flaqueza y empezó a clamar: “¡Señor, si es Tu santa voluntad, sálvame! ¡San Nicolás, ayúdame, porque no quiero morir!”.
En el Mar Egeo, a unos cinco kilómetros de la isla Paros, una gran embarcación se hundió. De los quinientos pasajeros que iban en la nave, ochenta perdieron la vida. ¿Qué fue lo que sucedió? Navegando en la oscuridad, el barco golpeó con fuerza un banco de rocas inadvertido. La sacudida fue terrible. Se abrió una enorme grieta en el casco, por la cual empezó a entrar el agua en grandes cantidades. El capitán ordenó que todos los pasajeros abandonaran la embarcación. Muchos de ellos dormían a aquella hora. Como todos los sistemas de la nave empezaron a fallar, las luces se apagaron. El pánico se apoderó de todos, y la gente empezó a agolparse en pasillos, escaleras y puertas, buscando la forma de salir y saltar al agua.
Entre esas personas había una mujer de unos cincuenta años. Como no sabía nadar, al caer al agua estuvo a punto de ahogarse. Pero, aferrándose a la vida, sacó fuerzas de flaqueza y empezó a clamar: “¡Señor, si es Tu santa voluntad, sálvame! ¡San Nicolás, ayúdame, porque no quiero morir!”. En ese momento, una de las lanchas de reserva se acercó a ella y los pasajeros la ayudaron a subir.
Algún tiempo después, la mujer relató para la televisión nacional el milagro que había vivido. Así, los telespectadores fueron testigos de la fe viva de esta mujer, cuya oración llegó hasta el Cielo y recibió el pronto auxilio del Señor y de San Nicolás. (Evanghelia Legopoulu, Grecia)
(Traducido de: Noi minuni ale Sfântului Nicolae, Editura Sophia, București, 2004, pp. 198-199)