Un relato sobre el perdón
Créeme, hijo: quien se enfurezca con su hermano, perderá todas las virtudes que haya alcanzado y se hará siervo del demonio.
Un monje fue a buscar al abbá Sisoes, y le dijo:
—Padre, un hermano me ofendió y quiero vengarme.
El stárets le respondió:
—No, hijo, deja que se Dios quien le retribuya y haga justicia.
Pero el monje insistió:
—No lo dejaré hasta que no me haya vengado, padre.
El stárets le pidió:
—Ven, oremos juntos.
Y, alzando las manos, dijo:
—Oh, Dios, ya no hace falta que confiemos en ti, ni que cuides de nosotros, ni que recompenses a los que nos ofenden, porque nosotros mismos nos vengaremos.
Al escuchar esas palabras, el monje cayó de rodillas y exclamó:
—¡Perdóname, padre! ¡No me vengaré de mi hermano! ¡Para mí, ya está perdonado!
Dijo el abbá:
—Créeme, hijo: quien se enfurezca con su hermano, perderá todas las virtudes que haya alcanzado y se hará siervo del demonio.
(Traducido de: IPS Pimen, Arhiepiscop al Sucevei și Rădăuților, Din cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rădăuților, Suceava, 2003, p. 270)