Una comida simple y fácil es la clave de la buena salud
Comer sin llegar a la saciedad es salud. Y comer sólo lo necesario es la madre de la salud. Y si comer sólo lo necesario es salud, entonces comer hasta hartarse es la madre de todas las enfermedades y debilidades, llenándonos sólo de vicios que superan las capacidades de cualquier médico.
En relación a las diversiones de este mundo, podría decir que no sólo son pasajeras y limitadas, sino que también nos traen muchas aflicciones, debilitando las fuerzas del cuerpo y el coraje del alma. Ni la poderosa corriente de los ríos devora tanto y nivela con tal poder sus márgenes, como invisiblemente la comodidad nos destruye todo esfuerzo por mantener nuestra salud.
Si preguntas en cualquier hospital, te confirmarán que la mayoría de enfermedades provienen de esa forma de vida tan mundana. Mientras que comer poco y ligeramente es la madre de la salud. Por eso los médicos y enfermeras llaman “salud” al simple hecho de comer mesuradamente. Ciertamente, comer sin llegar a la saciedad es salud. Y comer sólo lo necesario es la madre de la salud. Y si comer sólo lo necesario es salud, entonces comer hasta hartarse es la madre de todas las enfermedades y debilidades, llenándonos sólo de vicios que superan las capacidades de cualquier médico. Porque la hinchazón de los pies, los dolores de cabeza, la debilidad de la vista, los dolores en las manos, los temblores, la debilidad física, los escalofríos, las fiebres... en una palabra, todos los problemas de salud, no provienen de una forma de vida equilibrada y sabia, sino de los placeres del vientre y del comer sin medida.
Y si quisieras ver que también las enfermedades del alma provienen de esto, te darás cuenta que la gula, la tristeza, la desidia, la debilidadI, el desenfreno y toda insensatez comienza con esto que te acabo de describir.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Cateheze maritale. Omilii la căsătorie, traducere din limba greacă veche de Preot Marcel Hancheş, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2004, p. 64)