Palabras de espiritualidad

Una cosa es la humildad del cristiano, como individuo, y otra la necesidad de defender del mal a la comunidad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Se necesita estar alerta, defendiendo el bien. El pastor es amado por el rebaño, justamente porque lo cuida y da su vida por él.

“Tienes derecho a perdonar solamente lo que se hizo para perjudicarte” (N. Iorga)

El hombre, si razona en su calidad de cristiano y desea actuar en conformidad con la doctrina cristiana, puede —y debe— ignorar las injusticias cometidas en su contra y los insultos que otros le han dirigido, como individuo. Pero si ocupa un puesto importante o se halla al frente de determinada actividad pública, no tiene derecho a invocar el principio de perdón, con tal de permanecer distante y frío ante el mal y dejar que los inocentes sean presa de los malvados.

Este fue el trágico error de lord Halifax, al confundir dos situaciones distintas. Y este error no es exclusivo de él, porque también concierne a los numerosos necios que creen que “no juzgar” y “¿quién soy yo para juzgar?” se refiere también a los intereses de la comunidad, de la humanidad. Esto es algo totalmente distinto: es a la inversa. Se necesita estar alerta, defendiendo el bien. El pastor es amado por el rebaño, justamente porque lo cuida y da su vida por él.

(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Jurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 70)