¡Levantémonos con alegría y un corazón encendido! ¡Fortalezcamos nuestros pies para seguir el camino del Evangelio! ¡Pongámonos los lazos de la verdadera fe y armémonos con las armas de la fe verdaera! Todo esto, para poder entrar en el sendero que es estrecho y luchar contra legiones extranjeras, las pasiones que nos acechan, para atravesar el Jordán con nuestras lágrimas y heredar la tierra de la que brotan la vida eterna y los frutos de las bondades celestiales. 

(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, p. 72)