Palabras de espiritualidad

Una exhortación a ser pacientes en el sufrimiento

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Aprende del valor que los santos demostraron en el dolor, especialmente los que se hicieron mártires. ¿Cómo es que fueron pacientes? Es difícil imaginarlo. Luego, todos “tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios” (Hechos 14, 22).

«Agradécele a Dios por todo, incluso por tu enfermedad. A mí, desde afuera, me resulta fácil hablar así. Pero es probable que para ti no sea tan sencillo sentir lo que te estoy diciendo. De cualquier forma, hablando de paciencia, le pido al Señor que puedas soportar serenamente tu enfermedad y obtengas algún beneficio de ella. ¿Quién sabe cuál es el propósito de Dios al mantenerte en ese lecho de dolor? Pero tampoco hay que dudar que todo esto es permitido por Él para ayudarte en la forma de vida que elegiste y que te has esmerado en guardar. Desde esta perspectiva, no hace falta darle más vueltas al asunto de tu enfermedad. Para soportar con tranquilidad los embates del sufrimiento, aprende del valor que los santos demostraron en el dolor, especialmente los que se hicieron mártires. ¿Cómo es que fueron pacientes? Es difícil imaginarlo. Luego, todos “tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios” (Hechos 14, 22).

Y lo que el Señor nos prometió se llama corona. ¿Por qué? Porque no podemos alzarnos hacia ella sin sufrir. El camino que nos lleva a ella es la cruz asumida voluntariamente o enviada por Dios.

¡Que tu ángel guardián te llene de paz y consuelo! En lo que respecta al hecho de que tanto ruido en tu cabeza te impide concentrar tus pensamientos, no te lamentes. Dios juzga cada alma según lo que depende de ella, no según las cosas que no puede controlar. ¡Mantén en tu corazón la determinación de no apartarte del Señor, y Él la aceptará con agrado!».

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulBoala și moartea, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu, ed. a 2-a, Editura Sophia, București, 2007, pp. 13-14)