Palabras de espiritualidad

Una forma de definir qué es el alma

  • Foto: Adrian Sarbu

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Translation and adaptation:

Es la impronta viva de la Santa Trinidad en el ser humano.

Cuando el primer hombre fue creado, dijo Dios en Trinidad: ‟Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Génesis 1, 26), y posteriormente leemos que ‟Dios creó al hombre a Su imagen” (Génesis 1, 27). También al principio de la Escritura vemos que ‟el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, le insufló en sus narices un hálito de vida y así el hombre llegó a ser un ser viviente” (Génesis 2, 7).

El alma es, entonces, la imagen de Dios en nosotros, por esencia, por la Gracia y también por la gloria. Por esencia, el alma humana es similar al Padre en lo que respecta a la mente, que es la fuente del conocimiento; es similar al Hijo en lo que respecta a la Palabra que ha sido sembrada en nosotros desde que fuimos bautizados, y que es el principio de la sabiduría. Y es similar al Espíritu Santo, en lo concerniente a la libertad de la voluntad, que es la raíz de todo bien.

Por la Gracia, el alma puede ser semejante al Hijo de Dios, porque a través del Sacramento del Bautismo el alma recibe el don de la filiación, que hace que el hombre devenga en hijo de Dios por la misma Gracia. Por la gloria, el alma es semejante a Dios, por el poder de la luz divina que rebosa sobre él, como dice el Santo Evangelista Juan: ‟Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal y como es” (I Juan 3, 2). Luego, quien quiera saber qué es el alma, debe saber que es la gran obra del consejo del Dios Trino. Es la impronta viva de la Santa Trinidad en el ser humano.

(Traducido de: Arhimandritul Sofian Boghiu, Smerenia și dragostea, însușirile trăirii ortodoxe, Editia a II-a revizuită si adăugită, Editura Fundația Tradiția Românească, Bucuresti, 2002, p. 9)