Una forma excepcional del amor al prójimo
San Isidro de Pelusa decía que tenemos que escribir sobre agua el mal que veamos cometer a otros.
En el Paterikon encontramos que San Macario de Egipto “se hizo como un dios terrenal”. Alguien podría decir que estas palabras suenan un poco atrevidas. Pero la explicación viene a continuación. Así, encontramos que el mismo libro dice que San Macario se hizo un “dios terrenal”, porque, tal como Dios cubre al mundo, también San Macario cubría los pecados que veía, actuando como si no los hubiera visto, y los que oía, hacía como si no los hubiera oído.
Eso mismo es lo que hace el amor: cubre todo, abarca todo. En nuestro monasterio había un monje —¡que Dios lo tenga en Su gloria!— el cual decía que nos cubría a todos. Y yo, medio en broma, le respondía: “¡Sí, padre, a usted se le podría llamar el monje Copérnico!”. Cada uno de nosotros tendría que ser como el “monje Copérnico”… Si hay amor en nosotros, seguro que ya lo somos. San Isidro de Pelusa decía que tenemos que escribir sobre agua el mal que veamos cometer a otros. Y como no es posible escribir en el agua, lo mismo tenemos que hacer con los pecados de los demás: evitar registrarlos en nuestra mente.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Iubirea de aproapele – ajutor pentru bucuria vieții, Editura Doxologia, Iași, 2014, pp. 15-16)