Vana es toda la gloria de este mundo
Nadie más nos ayudará ese día, ni nuestros amigos, ni nuestros parientes, sino únicamente la contrición que hayamos cultivado al vivir y también nuestras virtudes.
No seamos descuidados con nuestra salvación. No nos deleitemos con los placeres de este mundo, porque son pasajeros y, antes de irse de nosotros, nos dejan llenos de remordimiento y pesadumbre. La gloria de este mundo no es más que polvo y arcilla, y al polvo ha de volver, porque no nos llevaremos nada con nosotros, fuera de nuestros pecados y la condena que habremos de cumplir por ellos. Y nadie más nos ayudará ese día, ni nuestros amigos, ni nuestros parientes, sino únicamente la contrición que hayamos cultivado al vivir y también nuestras virtudes, que son los principales auxilios de nuestro arrepentimiento, virtudes omo el amor verdadero, una mente humilde, la obediencia, y la templanza. Estas virtudes se oponen a las fuerzas del maligno que quieren atrapar nuestra alma al morir. Estas virtudes nos llevan frente a nuestro Señor Jesucristo, ante Quien nos postramos y a Quien glorificamos, junto con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. ¡Amén!
(Traducido de: Sfântul Efrem Sirul, Cuvinte și învățături vol. 2, Editura Bunavestire, Bacău, 2008, p. 432)