Palabras de espiritualidad

Ver solamente lo que nos incumbe

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Quien no vea sus propios pecados, aún no ha visto lo que está obligado a ver!

Si la ceguera física es una excepción, ¡la ceguera espiritual parece ser la regla general!

Hay dos cosas principales que debe ver el hombre en este mundo, para hallarse en la luz espiritual. Debe ver a Dios y a las cosas de Dios. Pero no pensemos que ver a Dios significa alzar los ojos al cielo y divisarlo entre las nubes, o cerca del sol, las estrellas o la luna, o como una sombra, etc. Porque hay unos que vienen y me dicen: “¡Padre, he visto a nuestro Señor Jesucristo, tal como lo vemos en los íconos!”. No se trata de nada de eso. ¡A Dios lo ves cuando sabes que no lo puedes ver!

Y hay otra cosa que también tenemos que ver: nuestros pecados. ¡Quien no vea sus propios pecados, aún no ha visto lo que está obligado a ver! En el Paterikón se nos cuenta que un monje le preguntó a un anciano: “Padre, ¿qué piensa usted de esos que tienen visiones con ángeles?”. Y el anciano respondió: “¡Hermano, yo bendigo a los que son capaces de ver sus pecados!”. ¿Quién ve sus propios pecados? Solamente aquel que no ve los de los demás. El hombre que ve sus propios pecados sabe que él es un pecador, no los otros. O, sabiendo que también los demás pecan, no le interesa saber nada de las faltas de sus semejantes, porque lo que realmente le importa son las suyas.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, p. 172)