Verdadera es solamente esa vida que no se termina con la muerte
La vida es verdadera solamente en Dios, porque se trata de una vida santa y, en consecuencia, inmortal.
Verdadera es solamente esa vida que no se termina con la muerte. Y semejante forma de vida se hizo posible en este mundo, solamente por medio de la Resurrección del Dios-Hombre, Cristo. La vida es verdadera solamente en Dios, porque se trata de una vida santa y, en consecuencia, inmortal. Así como en el pecado encontramos la muerte, en la santidad encontramos la eternidad. Sólo por medio de la fe en Cristo Resucitado el hombre vive el más decisivo milagro de la vida... pasar de la muerte a la inmortalidad, del infierno al Paraíso. Sólo entonces el hombre se conoce a sí mismo verdaderamente eterno: “estaba perdido y fue hallado”, porque “estaba muerto y ha vuelto a la vida” (Lucas 15,24) (...)
Sin la Resurrección del Dios-Hombre no es posible explicar el apostolado de los Santos Apóstoles, ni el sacrificio de los mártires, ni el testimonio de los confesores, ni la santidad de los santos, ni la ascesis de los anacoretas, ni los milagros de los hacedores de milagros, ni la fe de los creyentes, ni el amor de los que aman, ni la esperanza de los que esperan, ni la oración de los que oran, ni la mansedumbre de los apacibles, ni la contrición de los que se arrepienten, ni la caridad de los piadosos, ni cualquier otra virtud y oblación cristiana.