Palabras de espiritualidad

Vivir sin temer al mañana

  • Foto: Oana Nechifor

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En la vida espiritual no debemos temer a nada que pueda oponérsenos. Al contrario, pongamos nuestra esperanza en aquellas palabras de Dios: ”No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No se asusten ni tengan miedo por todo lo que a ellos les da miedo. Al Señor todopoderoso es a quien hay que tener por santo; a él es a quien hay que temer; hay que tener miedo en su presencia.” (Isaías 8, 12, 13).

La inútil preocupación por las necesidades de esta vida es la marca del hombre sin fe y débil de alma. Y nos toca sufrir cuando nos preocupamos por nosotros mismos, sin confiar en Dios, Quien todo lo dispone.

Es mejor despreciar lo que no nos corresponde, es decir lo que es terrenal y efímero, para dedicarnos a lo que realmente es nuestro, es decir, lo eterno y espiritual.

La angustia es un gusano en el corazón que devora a quien le ha parido.

El que ha vencido sus pasiones ha vencido también el dolor. El que se deja vencer por las pasiones, en cambio, no podrá escapar jamás de los lazos del sufrimiento. Así como es posible reconocer al enfermo por el tono de su rostro, así también es fácil reconocer al perverso por su desesperanza.

El Señor se preocupa de nuestra salvación. El maligno, en cambio, se esfuerza en llevarnos a la desesperanza.

En la vida espiritual no debemos temer a nada que pueda oponérsenos. Al contrario, pongamos nuestra esperanza en aquellas palabras de Dios: ”No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No se asusten ni tengan miedo por todo lo que a ellos les da miedo. Al Señor todopoderoso es a quien hay que tener por santo; a él es a quien hay que temer; hay que tener miedo en su presencia.” (Isaías 8, 12, 13).

(Traducido de: Glasul Sfinţilor Părinţi, traducere de Părintele Victor Mihalache, Editura Egumeniţa, 2008, p. 35)

 

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