Noticias

Fiesta patronal 2022: 35 000 fieles participaron en la Divina Liturgia

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

La fiesta patronal de la Metropolía de Moldova y Bucovina, dedicada a Santa Parascheva, reunió este año a miles de personas que vinieron a Iași para participar en la Divina Liturgia oficiada por una congregación de 26 jerarcas, tanto nacionales como extranjeros. Hasta ayer, 14 de octubre, según estimaciones oficiales, más de 179 000 personas habían pasado a venerar las reliquias de Santa Parascheva y de San Paisos del Monasterio Neamț, desde que dio inicio este período de tanta bendición para los fieles ortodoxos rumanos y del mundo.

La ciudad de Iași, en galas festivas ya desde el sábado pasado, se convirtió ayer en el centro de la espiritualidad rumana. Miles de personas, provenientes de todos los rincones del mundo, se dieron cita en Iași para presentar una ofrenda de gratitud tanto a la Protectora de Moldova, Santa Parascheva (Paraskeva) como a San Paisos Velichkovsky del Monasterio Neamț, por todas las bendiciones derramadas sobre las almas de los fieles. Como punto culminante de esta fiesta patronal, la Divina Liturgia fue oficiada por veintiséis jerarcas de Rumanía y Moldavia, así como de Grecia, Bulgaria, Siria y Tanzania, presididos por Su Alta Eminencia Gheorghios, Metropolitano de Kitros, Katerini y Platamon, junto con Su Alta Eminencia Teófano.

Después de la lectura del Santo Evangelio, Su Alta Eminencia Gheorghios se dirigió a los presentes con una homilía dedicada al importante rol de los peregrinajes en la vida de los cristianos:

«Una de las más bellas costumbres de los cristianos, cuyo origen se pierde en el tiempo, son las peregrinaciones, es decir, las visitas a los lugares santos, para recibir la bendición de Dios por medio de los santos íconos y las reliquias de santos y santas, o con la conmemoración de sucesos espirituales acaecidos en determinado lugar. Esto es lo que sucede cada año, aquí, en Iași. Todos nosotros hemos venido, algunos desde lejos, otros desde más cerca, como peregrinos de Santa Parascheva de Epibatos, patrona espiritual de Iași y protectora nuestra. Nuestra peregrinación deviene, así, en un testimonio de nuestra disposición interior de fortalecernos en la fe, por medio de la fe que Santa Parascheva tuvo en Dios, y de imitar su ejemplo en nuestra vida de cada día. El Evangelio nos demuestra el verdadero sentido de la peregrinación y del peregrino. La peregrinación es mucho más que una acción relacionada con cierto lugar. Su objetivo es el modo cristiano de vida del hombre en la Iglesia, la forma en que cada uno de nosotros ve a Dios, y cómo nos ve Él a nosotros. La peregrinación está ligada a una forma de ser que Dios desea de nosotros. En este sentido, nuestro Señor Jesucristo le confía a la mujer samaritana que “viene la hora, y en ella estamos, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Juan 4, 23), y que el Padre busca tal clase de adoradores […]. Los verdaderos peregrinos son mucho más que simples viajeros por lugares santos, o buscadores de palabras santas, o personas que solamente veneran íconos y reliquias. Los auténticos peregrinos no son esos que llegan a la autosuficiencia gracias a la santidad de otros. Nos volvemos verdaderos peregrinos cuando nos esmeramos en trabajar en nuestra propia purificación y en la santificación de nuestra vida. Y eso se puede realizar, no solamente con el mero respeto a las formas exteriores cristianas, sino especialmente cuando se vive en una verdadera comunión con Dios. Si nuestro corazón no siente una paz real con la forma de adoración que Dios le pide, no obtendremos ningún provecho espiritual. Así pues, estamos llamados a no limitarnos a la veneración de los santos íconos y las santas reliquias. ¡Mucho más que eso, la vida espiritual, la vida en conformidad con la voluntad de Dios, es auténtica cuando da a luz a fieles transformados por la Gracia de la Resurrección y el Amor, por el camino de la Verdad, que es Cristo Mismo!».

Posteriormente, Su Alta Eminencia Teófano confirió la “Cruz del Santo Jerarca José el Misericordioso” a varios sacerdotes que han estado trabajando en la frontera de Rumanía con Ucrania y Moldavia, ofreciendo un auxilio incondicional a los refugiados que vienen huyendo del conflicto armado desatado en esa región.

Al final, el Metropolitano Teófano subrayó el lazo fraternal y espiritual entre el pueblo rumano y el ucraniano, sobre todo en el contexto actual:

«Para nosotros, la nación vecina, Ucrania, es importante desde muchos puntos de vista. Mencionaré solamente uno de ellos. Uno de los más grandes santos que venera el pueblo rumano, San Paisos del Monasterio Neamț, cuyas reliquias están hoy aquí, junto a las de Santa Parascheva, para su veneración, nació en Poltava, Ucraina, no muy lejos de donde desde hace varios meses se viene desarrollando el cruento conflicto que todos conocemos. Y uno de los más grandes santos que los ucranianos veneran es un rumano nuestro, de aquí, de Moldova, de Iași: San Pedro Mogila (Movilă), Metropoitano de Kiev. Son santos que han unido a ambos pueblos a lo largo del tiempo, porque Dios dispuso que conviviéramos aquí, juntos.

Y, como es conocido por todos, los rumanos han entendido el dolor de nuestros hermanos ucranianos, recibiéndolos con los brazos abiertos, con el convencimiento de que la “filoxenia”, es decir, la hospitalidad, desde siempre ha sido considerada una de las virtudes más grandes del cristiano auténtico. Por eso es que nosotros, junto con el Santo Patriarcado y otras diócesis nacionales, hemos intentado estar con ellos, para ofrecer un abrazo santo, una mano extendida y un auxilio sincero a los refugiados que han pasado las tres fronteras que colindan con nuestro Obispado de Iași. (...) Por eso, quiero agradecer a todos los sacerdotes y fieles que han entendido nuestro llamado, sacrificando algo de su tiempo y dinero, para salir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas de Ucrania como es debido. (...)».