Algunos consejos sobre la práctica de la obediencia y la renuncia a la voluntad propia
Cuando vivimos según los dictados de nuestra propia voluntad, aunque nos parezca que hemos sembrado mucho, la siega es siempre infructuosa.
“Si sinceramente deseas librarte de las pasiones, de todas las enfermedades espirituales, de los pensamientos blasfemos y, al mismo tiempo, aprender a practicar la humildad, tienes que renunciar completamente a tu propia voluntad y al orgullo de la desobediencia. Con esto renovarás tu vigor de antes, como si fueras un águila joven, y, de un hombre débil y pecador, te transformarás en un ángel de Dios, o, al menos, en un ser al que le falta poco para alcanzar a los ángeles, aunque no tengas alas”. (San Antonio de Óptina)
“Por reconocer tu dejadez y tu pereza en el cumplimieto de tu regla de oración, ¡que Dios te perdone! También yo, que soy un indigno, te perdono, y te aconsejo que empieces nuevamente y para bien, viviendo no según tu voluntad sino obedeciendo los mandamientos de Dios y atendiendo los consejos de tu padre espiritual. Cuando vivimos según los dictados de nuestra propia voluntad, aunque nos parezca que hemos sembrado mucho, la siega es siempre infructuosa. Así, evitemos escuchar únicamente lo que nos dice nuestra propia voluntad”. (San León de Óptina)
“Obedecer nuestra voluntad nos lleva a la vanidad y a la perdición espiritual. Pero, cuando obramos contando con la bendición de nuestro confesor, por las oraciones de los demás hermanos y del stárets, el Señor protege al monje novicio de todo mal y le concede un gran provecho espiritual”. (San Moisés de Óptina)
(Traducido de: Ne vorbesc Stareții de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, 2007, pp. 187-188)