¡Abre, que es el Señor quien te busca!
Cuando, en un momento dado, el Señor se le revela al hombre, éste empieza a conocerlo a Él, en la medida que se le permite.
El stárets (San Siluano) tenía un pensamiento muy personal: no puede buscar a Dios sino solamente aquel que lo ha conocido y después lo ha perdido. Él consideraba que cualquier búsqueda de Dios tenía que ser precedida por determinada experiencia con Él.
Dios no obliga al hombre, sino que permanece pacientemente a la puerta de su corazón, esperando con humildad el momento en que esta se ha de abrir. Dios mismo busca al hombre, antes de que éste le busque a Él. Así, cuando, en un momento dado, el Señor se le revela al hombre, éste empieza a conocerlo a Él, en la medida que se le permite. Es entonces cuando el hombre comienza a buscar a ese Dios que nuevamente se ha escapado de su corazón.
(Traducido de: Arhim. Sofronie, Viata și învățăturile starețului Siluan Athonitul, Editura Deisis, p. 103)