Palabras de espiritualidad

“¿Acaso creemos que somos más buenos que Dios?”

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Los Santos Padres nos enseñan que el orgullo es el peor de todos los pecados. Cuando pensamos que Dios no nos puede perdonar, estamos cayendo en una forma de orgullo.

En cierta ocasión, escuché a una monja decir algo que me dejó marcada hasta el día de hoy. Ella planteó la siguiente pregunta: “¿Acaso creemos que somos más buenos que Dios?”.

En mi interior, me pregunté: “¿Más buenos que Dios? ¿Quién podría pensar algo así?”. Pero después agregó: “Si Dios nos puede perdonar, ¿por qué nosotros no podemos perdonar?”. Y concluyó: “Haciendo la debida excepción, en el caso de que haya alguno que sea más bueno que Dios, todos tenemos que aprender a perdonar; pero no solamente a los demás, sino también a nosotros mismos”.

¿Humillada? Exactamente así me sentí al escuchar esas palabras. En ese instante comprendí cuánta falta me hacía el tratamiento de la contrición. Hasta entonces, siempre me había creído más buena que Dios, porque no tenía confianza en Su misericordia y había llegado al punto de estancarme en mi ego.

Los Santos Padres nos enseñan que el orgullo es el peor de todos los pecados. Cuando pensamos que Dios no nos puede perdonar, estamos cayendo en una forma de orgullo. El pensamiento que me dice: “¡Pobrecito de ti!”, es también una forma de orgullo. Necesitamos espabilar y volver a confiar en el perdón de Dios. Cuando no aceptamos esto, en esencia, estamos afirmando que sabemos más que Dios. Que conocemos un motivo más grande por el cual Dios no tendría o no querría perdonarnos.

(Traducido de: Rita Madden, Hrana, credința și postul. O călătorie sacră spre o sănătate mai bună, Editura Doxologia, Iași, 2018, p. 187)