¿Acaso está en mí mismo la causa de mi desaliento?
Muchas veces, nuestra propia vanidad quisiera heredar sin mayor trabajo el Reino de Cristo, ¡Quien, aun en la misma Cruz, oró por Sus verdugos! Pero a nosotros se nos olvida todo eso.
Te lamentas por lo dura que es la vida… Recuerda que la Escritura nos habla del consuelo que habremos de recibir: “Cada uno recibirá la retribución de sus actos”.
Además, es justo reconocer que muchas de las dificultades que enfrentamos tienen su origen en nuestra propia vanidad, que nos desalienta, que ama el placer y la comodidad, y que quisiera heredar sin mayor trabajo el Reino de Cristo, ¡Quien, aun en la misma Cruz, oró por Sus verdugos! Pero a nosotros se nos olvida todo eso. ¡Entonces, esta es la razón por la cual perdemos el valor con tanta facilidad!
¡Persevera, sé paciente…! Ya verás cómo Dios no te abandona jamás.
(Traducido de: Sfântul Ambrozie de la Optina, Sfaturi pentru familia creştină, Editura Platytera, Bucureşti, 2006, p. 138)