Algunos dicen, “¿Cómo es que hay unos que viven tranquilamente?”.

Pero se trata sólo de una aparente tranquilidad, porque el espíritu de mucha de esa gente está muerto; la vida material, amarrada a la espiritual, es una permanente tormenta, carente de alegrías. Si esas personas reaccionaran, entonces estaría bien decir otra cosa sobre ellos. Así que, por favor, no se llenen de dudas por causa de esas aparentes felicidades. ¿Acaso no tienen suficientes testimonios? ¿Y qué decir del consuelo interior, de la cercanía de la Madre del Señor, de la ayuda repentina y pronta, entre muchas otras cosas? ¿Qué más quieren? ¿Acaso quieren llegar al Cielo de una vez? ¡Esperen! Todo tiene su momento. Y es que el hilo de la vida se teje de forma dispar, para todos. Así que, por favor, no se intimiden. El desasosiego pasará. Comenzarán, entonces, a leer, a orar y todo se calmará.

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Învăţături şi scrisori despre viaţa creştină, traducere de Elena Dulgheru şi Richard Sârbu, Editura Sophia, Bucureşti, 2001, p. 32)