Palabras de espiritualidad

Acompañando a un convaleciente…

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

“Hizo bien la enferma en comulgar con el Cuerpo y la Sangre del Señor, que son un verdadero medicamento para el cuerpo y el alma. ¡Concédele, Señor, paz y paciencia!”.

«¡Que la misericordia de Dios esté contigo!

Empezaba a preocuparme la ausencia de noticias de la enferma. Bien, ¡gracias a Dios, el peligro ha pasado! Ahora queda estar atentos a otros aspectos, como su alimentación, y mantener bien ventilada su recámara.

Hizo bien la enferma en comulgar con el Cuerpo y la Sangre del Señor, que son un verdadero medicamento para el cuerpo y el alma. ¡Concédele, Señor, paz y paciencia! La paz espiritual es un gran auxilio en estos momentos de dolor. Lo mejor sería que no pensara en otras cosas… ¡cuántas ideas inútiles le pueden venir a la cabeza! Que ore cuanto pueda, así sea con breves invocaciones a nuestro Señor, a la Santísima Virgen y a su ángel guardián. Después, que repita algún salmo que se sepa de memoria, reflexionando en sus palabras, sin apresurarse. Sería bueno que alguien le leyera también algún pasaje diario del Evangelio.

No la dejen sola en ningún momento. Y, si se puede, que vengan a visitarla sus amigos y familiares. Todo esto ayudará a que se sienta mejor, renunciando a cualquier pensamiento inútil…Ciertamente, sus pensamienetos son, en este momento, sus peores enemigos. En cuanto a ustedes, sé que están agotados. Ahora viene un tiempo para descansar y observar con satisfacción cómo se recupera la convaleciente de la casa...».

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Boala și moartea, Editura Sophia, București, 2007, p. 22)

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