¡Agradezcámosle a Dios por todo!
Recibamos la bendición de Dios y agradezcámosle por todo. Él nos provee cada día.
Debemos recibir la bendición de Dios y agradecerle por todo. Él nos provee cada día, dándonos agua y alimento, vestimentas, cuidando nuestra vida, ayudándonos en nuestras aflicciones.
Cuando todo nos vaya bien, digamos, “¡Gracias a Dios por todo! ¡Él nos ayuda!”. Y cuando no nos vaya tan bien y algo nos falte, digamos, “¡Dame, Señor! ¡Ayúdame, Señor”
No te engañes, esperando la felicidad de este mundo. Recuerda que a todos nos espera otro, después de ésta, una vida nueva...
(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Spovedania copiilor. Sfaturi practice pentru preoţi, părinţi şi copii, traducere din limba rusă de Gheorghiţă Ciocioi, Editura de Suflet, Bucureşti, 2014, p. 57)