Si ayuna, la persona se vuelve dócil como un cordero. Y cuando actúa como una fiera, significa que la ascesis que practica está más allá de sus propias fuerzas, o simplemente la ejecuta con egoísmo, dejando de recibir, por eso, la ayuda divina.

Algunas veces, hasta las fieras salvajes son amansadas por medio del ayuno. Cuando tienen hambre, se acercan al hombre para que se apiade de ellas, porque saben, por instinto, que si no comen, morirán. Mientras que, si se acercan a la persona para encontrar algo de comer, puede que no les pase nada.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 201)