¿Alegrarme en medio de mi sufrimiento?
“¡Si supieran cuánta alegría representa hacer la voluntad del Señor! Si Dios te da felicidad, te despiertas antes de que suene el reloj, dejas de sentir hambre y aunque alguien te riña, sólo alcanzas a decir, 'Merezco peores cosas'...”, dice el monje Paisos de Pângărați. He aquí otras de sus palabras sobre la felicidad:
Paradójicamente, si corremos detrás de la felicidad, no la encontraremos nunca, sino tan sólo tristeza. Busquemos, ante todo, el sufrimiento, que Dios nos dará alegría. Como dice el Santo Apóstol Pablo: “Me alegro de mis sufrimientos por ustedes”. En otras palabras, me hago a un lado, dejo de pensar en mí mismo. Y el maligno, al ver esto, intensifica su lucha en contra del hombre, intentando que éste se ame aún más a sí mismo. Por eso, si no estás atento, empezarás a amar los placeres, a pensar en que todo te debe salir bien, a dormir mucho, a comer de todo lo que te gusta, a esperar que todos hablen bien de tí, a obedecer menos.
Si no buscas a Dios, llenarás ese vacío buscando placeres. En el mundo, si tienes ganas de comerte un helado, vas y te lo compras, te lo comes y no te das cuenta que te has dado un gusto. Algunas veces viene ese deseo y ese dolor... Sin embargo, cuando te venga ese deseo, intenta no hacer tu voluntad. La pregunta es: ¿A quién sirvo, a quién doy ofrenda? ¿Lo que ofrendo, lo ofrendo a Dios o al maligno?