Palabras de espiritualidad

Algo más que un simple encuentro

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cada vez que el hombre dirige su rostro a Dios para entrar en comunión con Él, Dios también se voltea hacia él, de manera que, en lo espiritual, las dos entidades, las dos personas (Dios y el hombre) se encuentran frente a frente.

La oración es, por excelencia, el diálogo del hombre con Dios. De cada persona se entiende que tiene un rostro. El rostro es ese lado de la persona que ella puede mostrar o esconderle a alguien. Desde la misma perspectiva, también Dios tiene un rostro, como lo sabemos a partir de las palabras del salmista David: “No me escondas Tu rostro”.

Así pues, cada vez que el hombre voltea su rostro hacia a Dios para entrar en comunión con Él, Dios también se voltea hacia él, de manera que, en lo espiritual, las dos entidades, las dos personas (Dios y el hombre) se encuentran frente a frente.

Es, entonces, una conversación directa, la cual, finalmente, lleva a la comunión. Si la oración no tiene un propósito y no se funde en esta comunión, no es una oración verdadera, sino más que todo una simple costumbre.

(Traducido de: Mitropolitul Bartolomeu Anania, Rugăciunea, izvor de putere în încercările viețiiEditura Doxologia, Iași, 2013, p. 5)