¿Qué puede decirnos sobre la oración?

—El hombre no puede hacer nada sin la Gracia Divina. No puede acercársele a Él ni unírsele con sus propias fuerzas. Es necesario que Dios le conceda Su Espíritu, para despertar en su corazón nuevas modalidades de ver las cosas de la fe y armarlo para la lucha espiritual. He aquí un solo ejemplo, tomado del “Peregrino ruso”: «El Apóstol Pablo nos enseña lo siguiente sobre la oración: “Ante todo os recomiendo que oréis” (I Timoteo 2, 1). Aquí, la primera enseñanza que podemos extraer de las palabras del Apóstol es que él da prioridad a la acción de la oración. Hay muchas cosas buenas que se le piden al cristiano, pero la oración debe ser la primera de todas, porque sin esta no es posible hacer nada bueno. Sin oración es imposible encontrar el camino al Señor, ni podemos entender la verdad, ni podemos crucificar nuestro cuerpo lleno de pasiones y apetitos, ni alumbrar nuestro corazón con la luz de Cristo y unirnos a Él. Tanto la perfección como la correcta realización de la oración son cosas que superan nuestras capacidades, porque bien dice el Santo Apóstol Pablo: “Porque nosotros no sabemos orar como es debido” (Romanos 8, 26). En consecuencia, lo que se nos pide es orar con perseverancia, como un medio para alcanzar la forma más pura de oración, que es la madre de todas las bondades espirituales. “Hazte una madre de la oración, y ella te dará sus retoños”, dice San Isaac el Sirio. Aprende a alcanzar primero la oración, y después te resultará sencillo realizar todas las demás virtudes».

(Traducido de: Părintele Placide Deseille, Mărturia unui călugăr ortodox. Convorbiri cu Jean-Claude Noye, Editura Doxologia, pp. 142-143)