Para los esposos

¿Te preocupas por el bienestar de tu esposa en la medida en que tendrías que hacerlo?

¿Le demuestras el respeto debido y la amas como a ti mismo?

¿La entristeces, la enojas, la degradas o la ofendes ante los demás, considerándola inferior a ti?

¿Acaso te comportas con ella como un tirano? ¿La tratas mal, la insultas, la golpeas, la juzgas frente a tus hijos, provocándole con esto graves problemas y traumas psíquicos?

¿Acaso te aprovechas de ella o abusas de ella, obligándola a practicar quién sabe qué perversiones?

Para las esposas

¿Desobedeces a tu esposo y desprecias sus opiniones, con tal de hacer nada más lo que te apetece?

¿Te muestras impaciente cuando está enfadado y, en vez de esperar a que se calme para hablarle con sensatez y expresale tus puntos de vista, le respondes con provocaciones? 

¿Es posible que, con el paso de los años, hayas dejado de mostrarle el cuidado y la delicadeza de antes?

¿Acaso le faltas el respeto y te comportas con él de forma desagradable, retándolo y denigrándolo?

(Traducido de: Arhim. Atanasie Anastasiu, Povățuire către pocăință, Editura Evanghelismos, p. 56-57)