Algunos consejos espirituales para todos los cristianos
Mejor caminemos en el amor a la mansedumbre, en la palabra de la verdad, en el poder de Dios, imitando a los humildes y cerrando nuestros oídos a la desobediencia.
Acerquémonos con nuestro clamor a Aquel que nos creó de la arcilla, diciéndole: “¡Vuelve pronto, Señor, y apiádate de nosotros, porque no somos más que arcilla y Tú eres nuestro Creador!”. Tomemos el yugo de la bondad, asumamos esa carga tan ligera que nos da sosiego y llena nuestra alma de paz y mansedumbre. Porque es el reflejo fiel de la gloria del Todopoderoso, Quien nos transforma completamente hasta llevarnos a la pureza.
Se dice que los piadosos, quienes hayan guardado con santidad su norma de vida, se santificarán. Pero ¿quién es piadoso? De acuerdo con lo que está escrito, quien siembre en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. Así pues, alcanzando la contrición con el amor al esfuerzo, no nos sometamos a nuestro vientre, no nos dejemos dominar por la ira ni ansiemos los apetitos que nos dañan. Mejor caminemos en el amor a la mansedumbre, en la palabra de la verdad, en el poder de Dios, imitando a los humildes y cerrando nuestros oídos a la desobediencia; mantengámonos lejos de cualquier palabra de animadversión y sometámonos a una constante templanza ascética, para ponerle un cabestro a nuestro cuerpo. Y es que “no es correcto que nosotros, renunciando a la Palabra de Dios, nos reduzcamos a servirles a nuestros apetitos”.
Por eso, amados, atendiendo lo que aquí les he dicho, busquen siempre el arrepentimiento, el cual, ayudándolos a perfeccionarse, los llevará al trono de la Vida. “Mi alma se ha aferrado a Ti y a mí me ha sostenido Tu diestra”, elevando cánticos de agradecimiento a Dios, en Jesucristo, nuestro Señor, a Quien debemos toda alabanza y honor, por los siglos de los siglos. Amén.
(Traducido de: Sfântul Simeon Stâlpnicul din Muntele Minunat, Cuvinte ascetice, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 92)