Amar no significa “¡dame!”, sino “¡toma!”
Como dice el Santo Apóstol Pablo, “el amor no busca su propio interés” (I Corintios 13, 5), busca no recibir, sino dar.
Otra definición de lo que es el amor: no significa “¡dame!”, sino “¡toma!”. Apofáticamente hablando, el amor no es egoísmo. El amor no es auténtico cuando amamos al otro debido a algo; por ejemplo, porque se porta noblemente con nosotros, porque es bello, inteligente, rico, etc.
Una vez encontré, en una librería, un folleto escrito por una norteamericana, con el título de “Por qué amo a mi esposo”. Allí se enumeraba, en varias páginas, los motivos por los que la escritora decía amar a su marido: porque es tierno, porque es atento, porque cada mañana le lleva una taza de café a la cama y otros aspectos semejantes. Las últimas páginas del folleto estaban vacías, para que quien leyera el libro completara la lista con sus propias razones.
Yo pensé: “¿Y si el esposo de la autora deja de hacer alguna de las cosas enumeradas allí? Si, por ejemplo, deja de llevarle el café a la cama... ¿Qué pasaría? ¿Lo amará menos? ¿Dejará de amarlo por completo?”. Semejante forma de amor se llama egoísmo: “Amo porque el otro hace lo que me gusta”. Como dice el Santo Apóstol Pablo, “el amor no busca su propio interés” (I Corintios 13, 5), busca no recibir, sino dar.
(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, p. 59)