Aprendamos a perdonar y a pedir perdón
Aquel que piensa en su propia muerte y en la banalidad de las preocupaciones y ambiciones humanas, ese soporta con facilidad cualquier enojo, sin juzgar, y por la misma razón es un hombre agradable.
Pedir perdón o perdonar a tiempo es un arte, una expresión de nuestra ecuanimidad y de nuestra experiencia de vida. Lo que no pueden reservarse las personas debido a su impulsividad o a sus ambiciones personales, lo pueden reparar por medio del perdón, si entienden el profundo sentido de la simple realidad que todos somos pasajeros en este mundo y que para todos vendrá el momento de partir de esta vida, cuando desaparecerán también todos nuestros pensamientos y aspiraciones. Nos presentaremos ante el Gran Juez, en donde daremos cuentas de cualquier palabra vacía y de cualquier enfado fútil que podría haber sido anulado con un simple cambio de pensamiento. Aquel que piensa en su propia muerte y en la banalidad de las preocupaciones y ambiciones humanas, ese soporta con facilidad cualquier enojo, sin juzgar, y por la misma razón es un hombre agradable. Tal clase de personas son y no son amigos con todo el mundo, porque ya no se pertenecen a sí mismos, sino que se vuelven un bien común a todos, como Dios, como el amor.
(Traducido de: Savatie Baștovoi, A iubi înseamnă a ierta, Editura Cathisma, 2006, p. 130)