«No te entristezcas demasiado por no poder asistir a la iglesia, debido a tu enfermedad. Acuérdate de la vida de San Pimeno el Muy Sufriente, del hecho de que no salía de su celda y tampoco deseaba sanar, razón por la cual se hizo digno de ser tonsurado por las mismas manos de los Santos Ángeles.

Dios aprecia mucho el estado de quien padece una enfermedad y, con todo, se lo agradece a Él. Es un estado semejante al del hombre que ha elegido la vida de asceta, en lo solitario, obedeciendo perfectamente a su stárets. ¡Agradécele a Dios por haberte dado el camino más corto a la salvación!».

(Traducido de: Sfântul Macarie de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 52)