Palabras de espiritualidad

¿Así es como se olvida a los amigos?

  • Foto: Magda Buftea

    Foto: Magda Buftea

Translation and adaptation:

A vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”.

«Cada vez que recuerdo o escucho estas palabras», relata el párroco, «me lleno de alegría y río junto con el viejo Nicolás, antiguo obrero en una fábrica de la zona del Pireo. El viejo Nicolás (que desde hace más de veinte años lleva unas gafas muy gruesas, y al que ya no le queda casi nada de cabello), en sus conversaciones y en sus oraciones, llama “amigo” a San Juan el Ruso, y en verdad que son amigos. ¡Tiene una ingenuidad y una simplicidad como de niño!

“También este año he venido a saludar a mi amigo, padre. ¡Nuestra amistad viene de mucho tiempo atrás! ¿Y cómo no habría de ser así, si me concede inmediatamente todo lo que le pido?”

Uno de estos años, el viejo Nicolás vino acongojado, con una profunda pesadumbre en el alma. Entró en la iglesia, nos saludó escuetamente y se dirigió al cofre con las reliquias. Cuando terminó sus oraciones al santo, se me acercó y me dijo:

¿Qué puedo decir, padre? Hoy he venido con una gran tristeza... Desde ayer me siento así... Es que ayer, más o menos a las diez de la mañana, fui a comprar un trozo de hígado de carnero, y después le pedí a mi esposa que lo pusiera a freír, en lo que yo iba a la tienda a comprar un poco de vino.

Al llegar al paso de peatones, me detuve, esperando a que el semáforo se pusiera en verde. En ese momento, escuché que alguien me hablaba desde atrás, diciéndome:

¿Así es como se olvida a los amigos?

Me volví para ver quién era, pero no había nadie. Vi si había alguien en alguna casa, en alguna ventana, en algún balcón... nada.

Se encendió la luz verde y me encaminé a la tienda. Del interior del negocio salían unos bellísimos cánticos religiosos.

¡Qué disco tan especial puso usted hoy!, saludé al tendero.

No es un disco, don Nicolás. Es la radio. Están transmitiendo la Divina Liturgia. Hoy es el día de San Juan el Ruso y hay varios jerarcas oficiando en Eubea, tal como lo acaba de anunciar el presentador.

No quise comprar nada. Salí apresurado y molesto de la tienda, y atravesé corriendo la calle. Creo que el semáforo estaba en rojo... Lo sé, porque inmediatamente todos los conductores comenzaron a gritarme y a tocar el claxon con enojo. Levanté las manos, suplicándoles que se detuvieran para que pudiera terminar de atravesar. ¿Qué más puedo decir? Desde ayer no he querido comer nada, ¿Es poca cosa que un santo te reproche que lo has olvidado? ¿Puedo seguir llamándome amigo suyo?”

Sí, don Nicolás, usted sigue siendo su amigo. ¡Dios nos conceda a todos alcanzar la pureza y la simplicidad de su corazón!.

11 de abril de 1985».

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Juan 15,14-15)

(Traducido de: Protoprezbiter Ioan Vernezov, Preot Gheorghe Nicolae, Noile minuni ale Sfântului Ioan Rusul, Editura Andreas, p. 45-46)