Hay personas que, desde el punto de vista espiritual, se sitúan a un nivel tan bajo, que se asemejan a los animales. Pero también hay pesonas que llevan una extraordinaria forma de vida espiritual. Tales personas son portadoras del Espíritu Santo, porque, el hombre, habiendo sido creado a imagen y semejanza de Dios, han recibido de Él el hálito del Espíritu Santo. Y Este habita y actúa en nosotros durante toda nuestra vida. Y todo lo que ocurre en nuestro corazón y en nuestra mente tiene relación con la vida del alma.

Todo lo que pensamos, sentimos, creamos y deseamos deja una huella indeleble en nuestra alma e influye en la vida espiritual de cada uno de nosotros. Y si nuestra vida, nuestros pensamientos y nuestros anhelos son dirigidos a lo que es santo, bueno, grande y cierto, entonces nuestro espíritu avanza mucho más y recibe una fuerza indescriptible sobre el cuerpo y el alma.

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Predici, Editura Sophia, București, 2010, pp. 332-333)